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miércoles, 31 de octubre de 2012

Ediciones Digitales




Muy buenas, hoy os voy a dar una noticia que me han hecho llegar por correo y que parece muy interesante.

Hace poco han iniciado un proyecto de edición maquetación de libros electrónicos.
Para celebrar la inauguración han creado un sorteo y el premio consiste en la edición de un ebook totalmente gratis. Os dejo un enlace para que echéis un vistazo.



Un saludo.











jueves, 25 de octubre de 2012

Entrevista que rompe con mitos. El agua

Una entrevista muy interesante sobre el beber agua 

Entrevistado: Dr. Juan José Rufilanchas Sánchez (JJ:)
Cirujano cardiovascular del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Entrevistador: Julio César Iglesias (JC:), periodista.JC : Ahora mismo tenemos la moda del consumo extraordinario de agua, 2 ó 3 litros de agua al día. ¿Es objetivamente bueno el consumo de agua y en qué proporción?
JJ: El 60% - 70% de nuestro peso es agua. Hay una moda que consiste en estar tomando continuamente agua, y eso que para una persona normal no tiene mucha trascendencia, para los enfermos cardiópatas, sobre todo, es una barbaridad, porque al final lo que hacen es acabar con insuficiencia cardíaca o con líquido en los pies o en la tripa, lo que llamamos edemas, y no tiene sentido que esos pacientes estén tomando diuréticos para extraer agua y sal, que es lo que no saben manejar bien y, sin embargo, estén tomando 2 ó 3 litros de agua diarios, como les hacen creer los medios: periódicos, televisión, etc...
JC : ¿En qué medida debemos consumir el agua?

JJ 
Si uno tiene los riñones bien, el corazón bien y el hipotálamo -que es donde está el centro de la sed- también bien, pues debe de beber agua cuando tiene sed; ni una gota más ni una gota menos . ¿Qué es lo que ha pasado? Pues, primero, que hay una campaña de marketing muy importante para que todos bebamos agua, y seguramente llenemos los bolsillos de empresarios que no conocemos; y, segundo, el fenómeno del estar bien. 
Las esteticistas son nuestras grandes enemigas, son las que han convencido a mujeres, y a hombres también, de que bebiendo mucha agua se quitan las arrugas, y no es verdad, ya que no se quita ni una sola arruga bebiendo agua. Yo invito a nuestros lectores a que hagan una prueba: Que se pesen ahora mismo y, a continuación, se beban 2 litros de agua, se vuelvan a pesar y pesarán 2 Kg. más, ya que cada litro de agua pesa un kilo. 
Esa agua va a los riñones, los cuales la van a filtrar enviándola a la vejiga. Cuando empiecen a orinar, en 1 ó 2 horas orinarán dicha agua. Se vuelven a pesar y pesarán lo mismo que al principio. ¿Qué han hecho? Han intercambiado el agua de su cuerpo. 
Al cabo de esas 2 horas, el número de moléculas de agua que hay en su cuerpo es exactamente el mismo que había 2 horas antes.

Lo peligroso no es la deshidratación sino la intoxicación por agua. 
Los atletas que en los maratones se mueren o se colapsan, sabemos desde el año 2002, que es por intoxicación por agua.
En la maratón de Boston, el año 2002, a 488 corredores se les sacó sangre antes y después de correr la maratón, y se vio que la mayor parte de los corredores tenían el sodio bajo, es decir, habían bebido demasiada agua; y que los que colapsaban y los que llegaban a la meta y perdían el conocimiento o estaban confusos, no sabían lo que hacían, pues todos ellos tenían intoxicación por agua.
Ninguno de los que tenían cierta deshidratación, tenían ningún problema de confusión ni de síncope, es decir, que lo que mata es la intoxicación por agua y no la deshidratación.

JC : ¿Cuáles son los efectos de la bajada de los índices de sodio?
JJ 
: A partir de un sodio bajo, de menos de 125 partes por 1.000, se empieza a tener temblores, confusión, pérdida de memoria y, al final, uno se puede colapsar y hasta morirse.Tengo aquí la foto de una chica inglesa que había tomado drogas, se encontró mal y pensó que estaba deshidratada, y se bebió 3 ó 4 litros de agua inmediatamente. Y, ¿qué es lo que pasa? Que hasta que los riñones empiezan a filtrar esa agua, las células se hinchan transitoriamente y también se hinchan las células del cerebro, que están metidas en un cofre, que es el cráneo, que no se puede dilatar. 
Por lo tanto, las células del cerebro se encuentran aprisionadas, pudiendo llegar a un trastorno nervioso que lleva al coma y a la muerte. Debido a este mecanismo es por lo que se muere la gente que corre en los maratones: porque entran en edema cerebral y al final se puede uno morir por intoxicación de agua.
JC : ¿Los síncopes son accidentes siempre graves?
JJ: No necesariamente. Hay síncopes vasovagales que apenas tienen trascendencia. Los síncopes son un signo de alarma que hay que estudiar. Hay muchos tipos de síncopes, por ejemplo, la lipotimia es un síncope y nadie se alarma por una lipotimia sin más.
JC : ¿Cuál sería el consumo natural, aceptable, plausible de agua? 
JJ: Hay dos puntos. La persona que está haciendo una vida normal, y el atleta o persona que entrena mucho. La persona que no hace ningún tipo de ejercicio físico importante, tiene que beber lo que tenga sed, ni una gota más ni una gota menos. Tenemos el centro de la sed y si, por ejemplo, usted se come ahora una anchoa (anchoveta salada en conserva) que contiene mucha sal, a los cinco minutos necesita usted beber, y lo que le pide su cuerpo beber es la cantidad de agua exacta que usted necesita para disolver la sal que contiene esa anchoa. 
Es un mecanismo tan fino que no lo puede duplicar nadie, y, sobre todo, no lo puede duplicar la televisión, donde se ve un anuncio que invita a tomar 2 ó 3 litros de agua al día. Eso es publicidad engañosa y alguien deberá meter mano en esta historia, porque eso no induce más que a que gane mucho dinero gente que nos está engañando. Los atletas es otro problema. Siempre se ha dicho a los atletas 'bebe por delante' y eso además se ha trasmitido también al público. Bien, pues está claro que el atleta bueno, el que gana el maratón, ha bebido mucha menos agua que el que llega de último
El último es el que ha estado bebiendo todo el tiempo y al final tiene intoxicación por agua. Bueno, igual bebe porque no es bueno, y su carrera en vez de 2 horas dura 6 horas Los atletas buenos beben poco y, en todo caso, están un poco deshidratados, no sobre hidratados. Estar sobre hidratado no es nada bueno. 

JC : ¿A usted le parece que beber 3 litros de agua diarios es una barbaridad?
JJ: Sí, me parece una barbaridad, ya que lo único que está haciendo es intercambiar su agua. Si de verdad el agua le hubiese servido para algo, a la mañana siguiente pesaría 3 kilos más. 
JC : ¿Ni siquiera ha mejorado algo el riñón, no se ha producido ninguna limpieza celular? Le hablo de tópicos que escuchamos.
JJ: En absoluto se produce ninguna limpieza celular. En todo caso, lo que hacemos es hacer trabajar al riñón de más o sin necesidad

martes, 23 de octubre de 2012

Documentación para novelas históricas. París

En este momento estoy haciendo una novela ubicada en París y me he dedicado a coger información que creo necesaria. Por iluminación divina he conseguido averiguar sobre la vestimenta de la época. Pero debido a que las imagenes podrían estar prohibidas, no las puedo poner aquí. Si alguien está interesado podría enviarlas por correo.
De la información sacada, me queda averiguar cual fue el primer hipódromo en París o alrededores. En cuanto la tenga la subo aquí. Espero que os sirva u os interese esta entrada.
Saludos.








Documentación para novelas históricas.

París. Siglo XVIII
La capital de Francia, en un principio era un pueblecito situado en la isla de la Cité que se fue desarrollando a ambas orilla del río Sena.
París tiene muchos sobrenombres,  el más famoso es el de «Ciudad de la Luz»
El gentilicio de los habitantes de París es «parisino»
Entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII, Enrique IV construye los primeros conjuntos arquitectónicos modernos como la Place des Vosges. Su sucesor Luis XIII extiende la muralla de Carlos V sobre la orilla derecha. Luis XIV destruye esa muralla y ordena construir en su lugar los primeros grandes bulevares.
A finales del siglo XVIII, la toma de la fortaleza de la Bastilla, que se encontraba en el oriente de la ciudad, se convirtió en el arranque simbólico de la Revolución francesa.
Tras proclamarse Emperador, Napoleón Bonaparte se decide por París como capital de su Imperio, descartando a Lyon.
París está situado en el norte de Francia, en el centro de la cuenca parisina. La ciudad es atravesada por el río Sena. En el centro de la ciudad destacan dos islas que constituyen su parte más antigua, Île Saint-Louis y la Isla de la Cité.
Alrededor del centro de París destacan varias colinas, siendo la más alta Montmartre con 130 metros.
El clima de París es oceánico semicontinental (también denominado «clima de transición») al encontrarse alejada de la costa. Las precipitaciones son algo abundantes aunque no excesivas.
Las temperaturas son relativamente suaves todo el año.
Las temperaturas máximas suelen rondar entre los 25 °C y 30 °C y son frecuentes las tormentas. La primavera y el otoño son suaves, con abundantes días de lluvia. El invierno no es muy riguroso, la temperatura media es de unos 5 °C, y se alternan días de lluvia y nieve (aunque es más frecuente que llueva a que caiga nieve).
Lugares famosos para desarrollar nuestras novelas:

Los Campos Elíseos, es la principal avenida de París.
El nombre Campos Elíseos viene de la mitología griega, donde designaba la morada de los muertos reservada a las almas virtuosas, el equivalente del paraíso cristiano. Para acceder a él debían beber en el río Lete, que les haría olvidar su paso por el infierno.
Hasta 1824 no se construyeron las aceras.
La parte alta de la avenida, empieza en la plaza de la Estrella “place de l'étoile”, ahora conocida como plaza «Charles de Gaulle»
La parte baja desemboca en la Plaza de la Concordia (donde se celebraban las ejecuciones).
Los Campos Elíseos son parte del eje histórico de París, que se prolonga por el Jardín de las Tullerías hasta llegar al Museo del Louvre.

El Arco de Triunfo de París ubicado en la antigua Place de l'Étoile, en el extremo oeste de la avenida Champs-Élysées. Construido entre 1806 y 1836.
Napoleón Bonaparte decidió construir este arco tras su victoria en la Batalla de Austerlitz (1805), tras prometer a sus hombres: «Volveréis a casa bajo arcos triunfales». Inicialmente Napoleón deseaba que se construyera en la Plaza de la Bastilla, al este de París, que era por donde los ejércitos iban a volver de la guerra. Fue diseñado por Jean Chalgrin y Jean-Arnaud Raymond, inspirados en el Arco de Tito de Roma, y alcanza una altura de 49 metros y 45 de ancho. Posee una estatua en cada uno de sus cuatro pilares.
Sobre las caras exteriores del Arco están grabados los nombres de grandes revolucionarios y las victorias militares de Napoleón.
En tiempos de Luis XV medio siglo antes, en la misma localización, estuvo proyectado otro monumento, un elefante de más de 50 metros que expulsase un chorro de agua por la trompa, pero su construcción fue desestimada.
Durante el traslado de las cenizas de Napoleón, el 15 de diciembre de 1840, el cortejo pasó por el Arco del Triunfo.


La plaza de la Concordia. Conocida como la plaza de la revolución.
 Durante la Revolución francesa, la plaza es el lugar de paso obligado por los cortejos, improvisados o preparados por el protocolo de las fiestas. Será uno de los grandes lugares de alianza del período revolucionario, sobre todo cuando la guillotina estuvo allí instalada. Es donde Luis XVI y María Antonieta fueron ejecutados.
Desde el 12 de julio de 1789, los bustos de Jacques Necker y de Felipe de Orleans son exhibidos allí; el príncipe de Lambesc y sus dragones cargan a los manifestantes. El día siguiente, la muchedumbre pilla las armas del Guardamuebles (situado en el edificio nordeste) para ir a la «Bastilla». El 6 de octubre, Luis XVI, María Antonieta, y el Delfín, son devueltos de Versalles a París por el pueblo, hacen su entrada al Palacio de las Tullerías atravesando la Plaza Luis XV.
El 11 de agosto de 1792, la estatua de Luis XV es derribada de su pedestal y luego enviada a la fundición. La Plaza de Luis XV entonces es rebautizada «plaza de la Revolución».
La plaza deviene en el sangriento escenario de la Revolución francesa con la instalación de la famosa guillotina.
Con el fin del Terror, el gobierno decide rebautizar la Plaza de la Revolución como «Plaza de la Concordia».


Plaza de los Vosgos es la plaza más antigua de París.
Originalmente conocida como «El palacio real», fue construida por orden de Enrique IV, prolongándose las obras de 1605 a 1612.
Inaugurada en 1612 con una gran fiesta para celebrar el enlace entre Luis XIII y Ana de Habsburgo, se transformó enseguida en el prototipo de plaza residencial en Europa. Su diseño se debe, probablemente a Baptiste du Cerceau.
El Cardenal Richelieu, erigió una estatua ecuestre de Luis XIII en el centro de la plaza, (que hasta 1680 no tuvo zonas ajardinadas como pueden verse hoy día) la cual fue destruida en los tiempos de la Revolución francesa, sustituyéndose por otra realizada por Louis Dupaty y Jean-Pierre Cortot, entre 1818 y 1825, que es la que se puede contemplar en la actualidad.
Fue renombrada en 1799, cuando el departamento de Vosgos, se convirtió en el primero en pagar tasas para sostener el ejército revolucionario. La restauración borbónica le devolvió su nombre aristocrático anterior, pero de nuevo durante la segunda república, 1848, se restableció el nombre de Place des Vosgues.
Residentes en la Plaza des Vosgues
- Madame de Sévigné nació aquí.
- Victor Hugo entre 1832 - 1848.
- Maximilien de Béthune, duque de Sully, ministro de Enrique IV.
- El poeta Théophile Gautier y el escritor Alphonse Daudet.
- La cortesana Marion Delorme de 1639 a 1648.
- En 1701 el par y Duque Louis de Rohan-Chabot.
- Residencia de Bossuet.
- Cardenal Richelieu de 1615 a 1627.


La Bastilla o Bastilla de San Antonio fue una fortaleza que protegía el costado oriental de la ciudad de París. Durante varios siglos cumplió un papel fundamental en la defensa de la ciudad, pero con el paso del tiempo perdió su importancia estratégica y se convirtió en prisión estatal. Estaba ubicada en el lugar que actualmente ocupa la Plaza de la Bastilla (Place de la Bastille).
Destinada a defender la puerta de San Antonio fue edificada con cuatro torres, siguiendo el modelo de la época; las otras torres fueron añadidas posteriormente. Medía 66 m de largo por 34 m de ancho y 24 m de altura al nivel de las torres, y estaba rodeada por fosos de 8 m de profundidad. Las ocho torres se llamaban Torre de Coin, de la Capilla, del Tesoro, de la Condesa, de la Bertraudiére, de la Basinière, del Pozo y de la Libertad (en francés Tours de Coin, de la Chapelle, du Trésor, de la Comté, de la Bertaudière, de la Basinière, du Puits y de la Liberté).
Se empleó como fortín y lugar de recepción para Francisco I, antes de ser transformada en prisión del Estado por el Cardenal Richelieu.
La historia de la fortaleza de la Bastilla va unida a la de las Lettres de cachet, que eran cartas firmadas por el rey (o por sus ministros) que ordenaba ingresar en prisión sin juicio. Se trataba de una prisión confortable para las altas personalidades (aristócratas y burgueses), que disponían de verdaderos departamentos con servicio y buenas comidas. Sin embargo, existía una parte más convencional no tan agradable para los prisioneros comunes, y el edificio contaba también con celdas de castigo (pero no mazmorras) que servían de condena a los prisioneros insubordinados, como el famoso Latude.
Además se trataba de un pozo financiero. Louis XVI, que ya había clausurado la Torre de Vincennes, la quería destruir desde 1784. El pueblo no parece haber temido realmente al edificio, pero en vísperas de la Revolución francesa de 1789 los Cuadernos de quejas de la ciudad ya pedían su destrucción. Como toda fortaleza imponente, marcaba el paisaje y era un símbolo del poder del rey (como la Torre del Temple).
La toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789 representó el símbolo del inicio de la Revolución francesa.
Miles de personas querían invadir el fuerte para obtener armas y municiones para la Guardia Nacional, una milicia recién creada para la defensa y el mantenimiento del orden en la capital. La fortaleza no estaba defendida más que por un puñado de hombres fuertemente armados y las únicas muertes señaladas entre los defensores, de la que la historia hace mención, son la del gobernador Bernard Jordan de Launay, la del preboste de los mercaderes de París, Jacques de Flesselles, y de algunos soldados, masacrados mientras fueron paseados por las calles de la capital tras la capitulación.
El pueblo de París temía que las tropas estacionadas a petición del Rey alrededor de París pudieran ser utilizadas para reprimir la revolución. Se había constituido una milicia de 48.000 hombres sin armas. Los electores no habían podido obtener, el 13 de julio, las armas almacenadas en Les Invalides. El 14 de julio una ingente muchedumbre (de 40.000 a 50.000 personas) se presentó delante de Les Invalides pidiendo que las armas fueran entregadas a los guardias de la capital. Para defender Les Invalides de sus ocupantes, pero éstos no estaban dispuestos a abrir fuego sobre los parisinos. Unos metros más allá, regimientos de infantería y de artillería acampaban sobre la explanada del Campo de Marte, bajo las órdenes de Pierre Victor de Besenval. Éste reunió a todos los jefes de cada regimiento para saber si sus soldados cargarían contra los amotinados; unánimemente respondieron que no. Es el acontecimiento más importante del día. La muchedumbre, que ninguna orden puede contener, escala los fosos de Les Invalides, derriba las cancelas y se apodera de unos 30.000 a 40.000 fusiles, de doce cañones y un mortero. Los parisinos están ya armados, sólo les falta la pólvora y las balas. Corre el rumor de que se encuentran en el castillo de la Bastilla.
Desde el 16 de junio de 1792 se decidió que el lugar que ocupaba la Bastilla formaría una plaza llamada de la Libertad, y que una columna se levantaría en ese lugar. Palloy puso la primera piedra, pero la construcción no se llevó a cabo. Se instaló una fuente en 1793.
Napoleón, en sus proyectos de remodelación de París, propuso, en 1808 construir un monumento en forma de elefante. Debería medir 24 m de alto y se utilizaría el bronce fundido de los cañones sustraídos a los españoles. Se podría acceder a su interior por una escalera situada en una de sus patas. Pero sólo se realizó una maqueta, a tamaño natural, en escayola. En la obra de Victor Hugo, Los miserables, se hace mención de la misma ya que la utilizó como refugio de Gavroche. Esta maqueta fue destruida en 1846.
Se decidirá, en 1833, construir la Columna de Julio, que estaba prevista elevar en 1792, pero se inauguró en 1840.


Vestimenta:
A principio de siglo apareció el vestido volante, robe volante. Compuesto por un corpiño con grandes pliegues en la espalda ajustados por el corsé. Y el vestido a la francesa, conocido como robe á la français que fue el traje de etiqueta en la corte francesa hasta la revolución de 1789.
…. Los elementos básicos del atuendo eran falda, sobrefalda y un peto triangular que cubría el pecho y el estomago bajo la abertura frontal del vestido.
Eran prendas que se llevaban encima del corsé y guardainfantes, las estructuras encargadas de formar las siluetas.









viernes, 19 de octubre de 2012

De profesión detective

Quiero regalaros la primera historia que escribí hace mucho tiempo. Es cortita, espero que os guste.




Susana Atril observó su desordenada mesa de trabajo con el ceño fruncido. Desde luego el desorden y la pulcritud no eran sus virtudes. Necesitaba este trabajo y debía poner especial atención en no desperdiciar la magnífica oportunidad que la brindaban. Debía demostrar su capacidad en una profesión tan delicada como la que había escogido, detective privado.
También porque era consciente de que era su primer caso con un cliente de verdad. Cliente y amigo desde hacía dos años.
El trabajo consistía en encontrar a una persona. Una mujer conocida de su amigo, con la que perdió el contacto varios años atrás.
Eric Tyron le había dado el nombre y la dirección. También le había contado que Shanelle Herranza había sido buena amiga debido a que ambos procedían de la misma ciudad.
Susana pudo imaginar que había mantenido alguna relación amorosa, de otro modo, Eric no llevaría en la cartera una vieja y desgastada fotografía de ella. Un retrato que conseguía oscurecer la mirada del hombre.
Desde luego Eric no se lo iba a poner tan fácil. Quería hacerla creer que la había contratado para ofrecerla experiencia en sus siguientes casos, pero en el fondo, siempre había buscado una oportunidad como esa para buscar a Shanelle.
Susana tan solo tenía que hacer las preguntas necesarias y correctas a algunos de los muchos conocidos de Eric, que por suerte eran bastantes, ya que el hombre era dueño de uno de los circos más famosos del país.
Susana miró su contrato con una alegre sonrisa. ¡Eric Tyron era tan guapo y atractivo! Lástima que no fuera hombre de una sola mujer. Era una pena.
Volviendo al trabajo, rememoró la fotografía de la muchacha. Tendría unos quince años, o pocos más cuando se la hicieron. La imagen estaba algo alejada y borrosa, aun así se percibía una traviesa sonrisa pintada en su bonita boca. Llevaba el cabello rubio ceniza alborotado y recogido sobre la coronilla. Delgada y esbelta. Preciosa. Como le gustaban a Eric.
Susana buscó entre sus cosas una libreta nueva y algunos bolígrafos.
Antes de trasladarse a la ciudad de Shanelle, prefirió saber las opiniones de algunos de los trabajadores del circo, posiblemente alguno la hubiera conocido.
A las primeras personas a las que acudió no aportaron ninguna pista, según ellos nunca habían oído hablar de la muchacha.
La cosa no parecía haber comenzado muy bien pero ella no se iba a dejar abatir fácilmente. Se sentó cerca del trapecio, mirando con atención al resto del personal, tratando de averiguar, quien podía haber estado allí en aquella época.
- Que pensativas estas, Susy.- comentó una joven que iba recogiéndose el cabello en una alta coleta. Venía acompañada de otra muchacha. Ambas se detuvieron frente a ella.
-Hola Merche, Ana... ¡Estoy feliz! Tengo mi primer caso. – les dijo ilusionada.
 -¡Eso es fantástico! – Exclamó Ana - ¿Dónde es?
 - Aquí.
-¿aquí? ¿De qué se trata? – preguntó con intriga.
- ¿conocisteis a Shanelle Herranza? – las interrogó - Decirme que sí. Fue amiga de Eric hace trece o catorce años.- Agitó la libreta con una sonrisa.
- Hace tantos años...- Merche resopló repasando su memoria con velocidad.- el nombre me suena. Yo diría que fue la mujer de Eric.
-Eric, ¿está casado?- Susana se sorprendió. No había esperado que aquella investigación descubriera aspectos de la vida de Eric.
-Lo estuvo hace años. Se divorció.- asintió Merche como si fuera del dominio de todos.
 -¡no puedo creer que Eric te haya contratado para saber de Shanelle! – dijo Ana agitando la cabeza con suavidad.
 -¿tú también la conociste? – ahora Susana se interesó más. Tenía confianza con ella.
- Si, pero Shany no era su mujer.- respondió Ana con voz suave y mirada triste al recordarlo. La misma mirada que tenía Eric cuando hablaba de ella ¿Qué habría pasado para reflejar tanta pena y dolor con una mezcla de resentimiento? ¿Qué habría hecho Shanelle?
-Por favor Ana, necesito saber. Dime todo lo que sepas sobre esta chica, te prometo que te compensaré de algún modo. – intentó convencerla.
-¿Eric no te ha contado nada?
 Susana negó con la cabeza.
 Ana soltó un largo y pesaroso suspiro.
-  Él nunca hablará de ello. – Se encogió de hombros - No puedo recordar mucho porque yo tenía ochos años cuando ella se marchó...- Hizo una pequeña pausa y apoyó la espalda sobre la enorme rueda de un carromato.- Al principio pensaba que Shanelle y José, mi hermano, eran novios. Siempre andaban juntos de un lado para otro. Eric también estaba siempre con ellos, pero...- se encogió de hombros.-... como él estaba casado no podía sospechar la verdad.
 -¿Qué verdad? – insistió Susana colocando el bolígrafo sobre la libreta.
 - Que Shanelle era la amante de Eric – confesó mirando a su alrededor para verificar que nadie las estuviese escuchando -Yo adoraba a Shany. Imaginaba que era mi madre o mi hermana mayor. Me cogía de la mano, me besaba. Recuerdo que era una persona muy alegre, siempre riendo. Se reía con todo el mundo y sobre todo con Eric.- Ana sonrió con cariño al recordarla.- contaba cuentos, se inventaba historias y siempre nos tocaba el pelo. La gustaba acariciarnos el cabello y colocarlo detrás de las orejas mientras hablaba... Era su forma de decir que nos quería. Hasta aquel día… - Agitó la cabeza con suavidad.-Yo no estaba, pero oí que Eric había discutido con ella y que ambos se habían abofeteado.
 -¿Abofeteado? – repitió Susana con ojos dilatados. No podía imaginar a Eric haciendo algo por el estilo, mucho menos con una mujer. Él era un hombre amable y caballeroso.
 - Shany no volvió nunca más. – Siguió explicando Ana - Eric tampoco volvió a llevar el circo a su ciudad. – se encogió de hombros con una sonrisa quebrada - ¿Sabes qué fue lo que más me dolió de todo?- Susana negó con la cabeza, inmersa como estaba en la historia.- No se despidió de mí. Se suponía que yo era su amiga.
Susana la palmeó el hombro en actitud consoladora.
-¿porque sabías que tú hermano y ella no eran novios?
-Nunca se besaban ni se cogían de las manos, excepto cuando aparecía la mujer de Eric. Con el tiempo supe que Eric y Shanelle siempre había estado juntos. Se amaban de verdad. Shany era muy bonita, alta, rubia, delgada. Todos los tíos estaban locos por ella y la mayoría de las veces Eric debía refrenarse, aunque se escuchó decir que a veces los celos le traicionaron.
-¿pero no sabes por qué discutieron?
-no. Eric dijo que no quería hablar ni una palabra del tema, quería olvidarse de ella.- Ana se mordió el labio inferior.- Al principio eso fue difícil porque siempre estaba en nuestras mente, dejamos de nombrarla para no echarla de menos. Yo era bastante pequeña.
-¿sabes si trabajaba o estudiaba, o como se conocieron ellos?- insistió Susana. De algún modo no había pensado que esta historia fuera tan extraña e interesante.
-No. Sé que Shany estaba en el circo como si fuera su casa y que ambos compartían las mismas amistades tanto dentro como fuera del circo.
-Shany.- repitió Susana.- ¿así es como más la conocen?
-De las dos maneras. Quién más sabe de ella es Bart, siempre decía que era su hermanita pequeña y ella lo quería mucho.
Susana agitó la cabeza pensativa. Bart era la mano derecha de Eric.
-No sé si querrá hablar conmigo. Lo intentaré de todos modos aunque lo dudo bastante. ¿Si supiera porque rompieron…? - comentó ideando la forma de atacar directamente a Eric - Bueno, si recordáis algo más, algo que me pueda indicar dónde puede estar ella ahora ...
-Sí que recuerdo a Shanelle.- interrumpió Merche un poco molesta con este asunto.
Por su forma de decirlo, Susana advirtió cierto rencor.
 -¿Qué puedes decirme? – la animó.
 - Shany era el centro de atención. Orgullosa, borde, creída y malcriada. - dejó escapar una cínica carcajada. - Una vez me la encontré sola aquí.- Merche señaló los escalones que accedían a la pista secundaria, donde los actores esperaban antes de salir al público.- Había estado llorando porque Eric había suspendido los planes que había hecho con ella por tener que atender a sus esposa, Melissa.
 -¿La esposa se llamaba Melissa?
Merche asintió:
 - La esposa no era tonta y sabía perfectamente el lio que había entre ellos.  -Merche se sentó en el último escalón como si estuviese cansada - A mí me dio pena ver a Shany tan sola, ese día la mayoría de la gente se había marchado al cine al no haber actuaciones. Estuve con ella toda la tarde, entreteniéndola, consolándola, haciéndola reír. Al día siguiente ni se me acercó. ¿He dicho que era una interesada?- repitió enojada.
-¡Ella no era así!-exclamó Ana incorporándose de repente. Por un momento Susana pensó que se enzarzarían en una pelea -Hay muchas personas que la envidiaban, sobre todo las que iban detrás de Eric.
-¡yo no la envidiaba! – Dijo Merche levantándose de nuevo - puede que al principio un poco, como todas. – Se rascó la cabeza nerviosa – Eric no solo fue infiel a su esposa, también a ella la engañó muchísimas veces. Siempre hubo otras mujeres.
 -¡Eso no es cierto! Eric fingía que había más, pero era para que Melissa no se centrara solo en Shany.
- Una vez me besó en los labios – aseveró Merche sonriendo con picardía. -Yo estaba desprevenida, aun así le abracé y todo. Me hizo tanta ilusión que pensé que tendríamos un lio, sin embargo no era sí, Shanelle estaba tras de mí y Eric tan solo pretendía darla celos conmigo.
-¿qué hizo ella?- preguntó Susana totalmente intrigada. ¡Joroba con la que no recordaba a Shanelle! parecía un libro abierto.
-Nada.- frunció el ceño.-Se acercó sonriendo, fingiendo no haber visto nada importante, se introdujo entre nosotros con sus bromas y se llevó a Eric de allí.
-¿crees que no era celosa?- Susana golpeó su labio inferior con el bolígrafo.
-Los celos la quemaban por dentro. Por eso rompieron esos dos. Creo que Shanelle le encontró con otra en la cama., estallaron en una bronca alucinante. Eric la acusó de que ella era realmente la infiel.
-¡eso no es cierto!- se quejó Ana.-ella no lo engañaba.
-Pregúntale a tu hermano.- replicó Merche.- Creo que tuvo un lio con él aunque luego se arrepintieran los dos. También oí decir que paralelamente salía con otro muchacho que había conocido en una discoteca.- se encogió de hombros divertida.-la historia cuenta que hubo más.- bromeó.- Eric fue a buscarla después de aquella pelea. La hermana de Shanelle le contó que ella iba a casarse con un hombre llamado Miguel. Eric lo conocía porque también pertenecían a la misma ciudad.
-Vaya, vaya.- se asombró Susana - eso quiere decir que ella era tan zorra como Eric, con perdón de la expresión.
-¡no lo puedo creer!- Ana no daba crédito.
-pues yo imagino que se casó, que tuvo hijos y que se olvidó de todo esto.- Merche sacudió una mano como queriendo abarcar las instalaciones...- después de todo han pasado trece años.
-¿cuántos años tiene entonces Shanelle?- Susana estaba totalmente desconcertada.
-Debe tener unos treinta y tres.

Esa misma tarde, después de haber comido un sándwich y una manzana, Susana se armó de valor y entró en el despacho de Eric con la gran suerte de encontrar a Bart allí.
Eric con la espalda apoyada en el sillón de cuero negro la miró con ojos divertidos.
-¿y bien?
-no he hecho más que comenzar.- sonrió Susana de forma burlona.- Fue muy importante para ti. ¿Verdad? Me refiero a ella.
-no te voy hablar de Shanelle. – Se tensó en su silla - Solo quiero saber si está bien y punto. ¿Crees que podrás hacerlo?- dijo en un tono más áspero de lo que hubiera deseado. No podía olvidar que Susana era una amiga.
-¿eres divorciado? ¿Supongo que eso podrás confirmármelo?- Eric asintió. Susana miró a Bart con timidez.
-No hay gran cosa que pueda decirte.- contestó Bart a la silenciosa pregunta.- Tiene dos hermanos. Su mejor amiga se llama Elisabeth.- abrió las manos y de repente se las frotó- Es que todo lo demás realmente no importa. Sabemos por qué se fue. Lo único que queremos es saber de ella, si esta bien, si es feliz.
 -Susy.- susurró Eric.- necesito saber cómo le ha ido en la vida. Nada más.
Susana salió de allí bastante satisfecha a pesar de la poca conversación. Preparó una pequeña maleta. Comenzaría su búsqueda en la ciudad de origen.
Tardó algo más de tres horas en llegar. Se registró en una pensión muy limpia y cómoda y salió a conocer el lugar donde supuestamente todo había empezado.
Su primera desilusión llegó al descubrir que la familia de Shanelle se había mudado hacía trece años. Qué increíble coincidencia que rompiera con Eric y que luego, ese mismo año, toda la familia abandonara el hogar. ¿Tendría alguna relación o era cosa del destino que quería ponerla las cosas difíciles?
Susana, se atrevió a subir a la casa, donde una mujer muy amable la recibió. No conoció a los anteriores dueños, pero si había oído hablar de ellos.
-Decían los vecinos...- susurró la señora- …que los padres habían echado de casa a la hija mayor, Chántela o algo así...
-Shanelle.- corrigió Susana.
-Si eso. ¡Vaya nombre raro! – soltó una risa y se ajustó unas gruesas lentes sobre los ojos.
-¿y no conoce a nadie que pueda ayudarme a localizarla? – pidió Susana un poco decepcionada.
- Deberá saberlo la hija pequeña, Nuria. No vive en este barrio, pero sí muy cerca. Alguna vez escuché algo sobre una tragedia en esta familia, al poco de venir a vivir yo aquí, pero la verdad, no presté mucha atención.
- ¿una tragedia? – se extrañó
 -Lo lamento, no puedo ayudarte mucho. Yo era nueva y puede que mezcle historias.
 -¿y sabe donde puedo encontrar a Nuria?
-cerca de la última estación. Trabaja como cajera en un supermercado. No la conozco, nunca he hablado con ella.
-¿y los padres? ¿Tampoco tuvo contacto con ellos?
- Sé que vendieron el piso para irse a vivir a la costa. El padre sufrió un infarto y lo jubilaron. Decía que esta muchacha, Chántela...
 -Shanelle.
 -Eso, Shanelle. Pues dicen que ella fue la culpable de lo sucedido al darle tantos disgustos. ¡Pobre diabla!
-desde luego hay que ver que malos somos las personas. ¿Cómo puede tener alguien la culpa de eso? – dijo Susana molesta.
- El padre debía de estar algo delicado cuando se enteró que su hija estaba embarazada. Por los visto el muchacho era un salvaje que la maltrataba
¿Shanelle embarazada? Seguramente eso podría explicar por qué la familia se marchó de allí. Quizá no estaban dispuestos a soportar comentarios.

Susana se despidió con el propósito de no regresar jamás a esa casa. Había estado observando el lugar, nadie había hecho reformas en ella, quizás habían cambiado la puerta que daba al patio, porque aún quedaban restos de cemento en el suelo. Las paredes lisas estaban repintadas de un tono crema. Pero en definitiva, la mujer tenía aspecto de no hacer mucho por mantenerlo limpio y de la cocina llegaba un olor extraño, como de alimentos pasados o basura acumulada.

Susana tenía que verificar si Shanelle había estado embarazada por aquella época. ¿Sería cierto que ahora tendría un hijo? Sí así fuera ¿sería de Eric? ¿Por qué no le había pedido ayuda  si no contaba con el apoyo de los padres? ¿Por qué su hermana le dijo que se iba a casar con otro, sabiendo que él era el padre?
Era un montón de preguntas que iba apuntando en su libreta. Algunas, directamente las ponía respuesta, como en el caso de que la muchacha hubiera estado esperando un hijo. Susana casi tenía la seguridad completa de que Eric era el padre. Tal vez un sexto sentido, o algo en aquella insólita historia se lo confirmaba.
No supo por qué, pero intuyó que no iba a ser fácil encontrarla.
La única opción es que Shanelle se hubiera casado con el tal Miguel, para poder criar a su hijo.
A la mañana siguiente confirmaría en el ayuntamiento el nacimiento del supuesto hijo, allí siempre tenían un registro.
Continuó paseando sin salir de barrio. Preguntó de algún lugar para comer y el destino volvió a entrar en juego. Llegó a una taberna llamada " la zancadilla", había música rock de fondo.
Susana se pidió una cerveza y un bocadillo al tiempo que observaba a la gente con disimulo.
Se preguntó cuántas personas de las que estaban allí, habían conocido a Shanelle y a Eric. Una mujer de cabello oscuro se sentó junto a ella con una sonrisa amable.
-Eres nueva por aquí. ¿Verdad?- el camarero la sirvió una cerveza de inmediato.- es un barrio pequeño y aquí todos nos conocemos, aunque sea de vista.
Susana asintió.
-Hace años conocí a una muchacha que vivía por aquí.- mintió. No era propio de ella mentir e inmediatamente se encontró fatal. Se consolaría solo, si la Diosa suerte o fortuna dejará caer alguna pista más. Tampoco se podía quejar. Quedaban bastantes opciones.- Rubia, alta, ojos claros. Se llama Shanelle Herranza.- dejó caer el nombre con cierta duda.
-¿Shany?- río la joven con una mueca.- Hace muchos años de eso. Ha llovido mucho desde entonces- la tendió la mano con afecto.- Me llamo Rocio.
-Susana.- se presentó, no creyendo en la suerte que había tenido al entrar en aquella taberna.- ¿sabes dónde puedo encontrarla?
-Shany... murió, hace trece años. Aún me parece increíble como sucedieron las cosas.
Susana perdió el color del rostro y sus manos comenzaron a sudar.
-¿muerta? ¡No es posible!
 No esperaba acabar la investigación así. ¿Hacía trece años?
 Se asustó ¡Por Dios! ¿Qué había sucedido con Shanelle?
-fue algo muy duro para todos los que la conocíamos, en especial para Raúl-  Rocio señaló con el mentón a un hombre joven, de largo cabello negro y ojos verdes que estaba sentado en una silla, mirando la televisión que colgaba desde un sitio alto.. Susana observó con asombró un pequeño parecido con Eric, aunque Raúl era mucho más joven, delgado y más bajo en comparación con la increíble musculatura de Eric.
-¿Shany salía con él?- preguntó incrédula.
-No, pero era bien sabido que estaba loco por ella. Shany le quería como a un hermano. Decía que le recordaba a Tyron. – Rocio bebió un trago de su cerveza - Raúl insistió muchas veces y ella le tuvo que decir que se sentía acosada, de ese modo logró apartarlo un poco, solo un poco. Cuando un día apareció por aquí con Miguel, Raúl pareció enloquecer.
-¿que tenía de malo Miguel?
-Lo conocí de vista, aunque ya sabes, una vez que apareció por aquí se dijeron muchas cosas. Era un chulo de esos que van a los gimnasios a ponerse cachas. Comenzó a prohibir a Shany hacer cosas, a ver a sus amigos, a fumar... Cuando ella se dio cuenta de lo que estaba pasando fue tarde. Miguel la asesinó.
-¿cómo?- el corazón de Susana comenzó a latir a un ritmo vertiginoso. Eso mismo pero triplicado debió sentir el padre de Shanelle cuando sufrió el infarto. ¿No?
-Miguel había prometido ayudarla a criar a su hijo. Shany había pensado hacerlo sola, pero la mujer y el padre de Eric la tenían amenazada. No querían que el niño naciera.
 -¿Melissa y el padre de Eric? – todo se complicaba.
Rocio asintió:
 - Miguel comenzó a ver a Shany como si fuera de su propiedad y trataba de que ella olvidara a Tyron, algo imposible porque siempre estuvo locamente enamorada de él. De la noche a la mañana Miguel la odió debido al rencor que sentía por el bebé que llevaba dentro, incluso tenía celos de todo el que la miraba.- se inclinó hacía Susana para susurrar.- Quiso acostarse con ella a la fuerza pero alguien vio lo ocurrido y llamaron a la policía. Shany no lo denunció.- Rocio volvió a su posición actual y volvió a beber un largo trago.- Rompió con él. Una noche, Miguel arrepentido la llevó con engaños a un descampado que había en las afueras.- se encogió de hombros.- ahora han edificado y ese sitio ya no existe. – Recordó - Pasó una semana cuando encontraron su cuerpo.
 -¡Eso es horrible!
 - Miguel cumple condena. ¡Por cierto! Falta muy poco para que se revise la sentencia, pueden darle la condicional y Raúl...- Rocio volvió a señalar al muchacho.-…no sé cómo reaccionará.
-pobre.- se lamentó Susana.
-Sí, una lástima. Shany se hacía querer con facilidad, ella soñaba con casarse con Tyron y formar una familia. Esperaba una reconciliación.
-¿y a Eric? ¿Nadie le dijo nada?
La mujer se encogió de hombros.
-Seguramente estaba de gira con el circo. Además hace muchos años que ya no viene por aquí. No sé si alguien se atrevió a contárselo. De todos modos ella era una más en su larga lista de conquistas, al menos eso decían las malas lenguas.
 -¿tú no lo crees así?
 -Yo los he visto juntos y te puedo asegurar, que ambos se amaban por igual. La lastima fue que no pudieran superar sus problemas. La familia de Eric tuvo mucha culpa de todo.
Susana no pudo evitar llorar. No conoció a Shanelle pero sintió un gran pesar por ella. Pero Eric, Bart, Ana, José... ¿Cómo darles una noticia así?
-imagino como debes sentirte.- la consoló Roció.- para nosotros ocurrió hace trece años. Esa noche Miguel asesinó a Shany y dejó gravemente herida a otra mujer que pasaba por allí. No sé si era indigente o drogadicta. Nunca apareció en los juicios contra Miguel.
Susana aspiró con lentitud.
-Tenía pensado ir a ver a su hermana.- se enjugó las lágrimas.
-Nuria ¿ha regresado? No lo sabía.

Susana se fue a dormir con una pena muy profunda. No podía entender como una vida se podía destrozar tan repentinamente y de aquella manera. Muerta tan joven.
Ahora el hablar con Nuria solo serviría para aceptar que Shanelle había desaparecido. No tenía por qué hacerlo pero deseaba trasmitirla su apoyo. Necesitaba que supiera que había mucha gente que quería a su hermana y que no sabían aquella cruel verdad.
-¿y por qué te interesa saber de mi hermana?- Nuria la miró con unos enormes ojos azules rodeados de espesas pestañas. Era una muchacha muy hermosa de unos veinticinco años.- ¿la conociste?
-no.- admitió.- la conocía una amiga mía llamada Ana, la última vez que la vio tenía ocho años. Durante todo este tiempo la culpó y hasta la odió un poco por no ponerse en contacto con ella. Ahora ya conozco la verdad.
-Ana.-musitó Nuria.- Lo siento, no recuerdo a todas las amistades de mi hermana, pero estoy segura que debía de quererla porque Shany adoraba a los niños.
-Tratando de averiguar dónde estaba, he ido descubriendo varias cosas. La extraña relación entre ella y Eric, lo de su embarazo-  Susana suspiró con fuerza.- ¿porque le dijiste a Eric que Shanelle se iba a casar?
Nuria, al principio, no supo contestar. Se había sorprendido.
Ambas estaban sentadas en la terraza de una cafetería tomando un refresco. Por fin asintió:
-Mi familia echaba la culpa de todo a Eric.-se encogió de hombros y miró fijamente a Susana.-Le conoces. ¿Verdad?
-somos amigos.
-¿solo amistad?- insistió Nuria con desconfianza.
-Sí. No me he enrollado con él ni nada parecido. No es porque no me guste – Susana sonrió - ¿le conoces?
 -Es uno de los hombres más guapos del mundo – afirmó – y uno de los más peligrosos.
Susana se echó a reír dándola la razón.
 - La pena es que no debo ser su tipo y ni siquiera se ha fijado en mí, ya me entiendes. De todos modos,  no soporto las infidelidades. ¿Por qué tu hermana lo aguantó tanto?
Nuria dejó vagar una mirada triste por encima de la mesa.
-Por amor. Shanelle era muy joven cuando lo vio por primera vez. Se sintió enamorada de repente, pero él tampoco se fijó en ella, por lo menos las primeras veces. Lo veía por las tardes, desde la ventana del taller de costura donde iba cada día. Después de meses de observarle desde allí sin él saberlo, coincidieron. Era una tarde que Shany iba con sus amigos. Ella estaba medio saliendo con un muchacho, nada serio, púes eran muy jóvenes. Amigos de ese chico conocían a Eric y se pararon hablar. Se presentaron y entonces Eric la preguntó, que como podía estar saliendo con ese crio. Ella creo, no le contestó en aquella ocasión. No volvieron a verse hasta meses después, entonces quiso seducirla y salir con ella en varias ocasiones.
"Tenía el circo aquí y Shanelle se pasaba todas las tardes a verlo, haciendo novillos en el taller. Por fin se enrollaron y la cosa parecía ir muy bien, hasta que Eric comenzó a engañarla, a besarse con otras delante de ella. Shany al principio no comprendía nada, es más, pensó en dejarlo. Ya sabes cómo son los comentarios y en esta ocasión llegaron muy rápido, Eric estaba casado. Sé que a él le gustaba mucho mi hermana y que en el fondo deseaba no enamorarse de ella. Shany era...muy cabezona. Si Eric la engañaba, ¿Por qué no hacer ella lo mismo? Si Eric la dejaba, pues bueno, lo asumiría. Yo creo que todo fue un mal entendido. Shanelle por aquel entonces conoció a otro chico en la discoteca y cuando Eric trabajaba o estaba con su mujer ella salía a divertirse. Este chico era un encanto.-Nuria hizo una pausa y tomó un sorbo de su refresco.-Se llevaban bien, parecían novios e incluso hacía muy buena pareja. Decían que eran amigos lo cual era cierto, pero a su vez era una tapadera para Shanelle. Nadie podría acusarla de estar con un hombre casado mientras estuviera con este chico. Él nunca se quejaba, quedaban para salir y divertirse y se aguantaba cada vez que ella se marchaba para estar con Eric. Creo que mi hermana no pensaba en el daño que estaba haciendo a este muchacho. ¿Sabes? Shany me confesó que había intentado enamorarse de él, de aferrarse como si fuera el único hombre de la tierra, su cabeza le decía que le amara, su corazón pertenecía a Eric.
Su amistad duró un par de años, él, no soportó tenerla cerca y saber que pertenecía a otro. Shanelle y Eric siguieron viéndose, escapaban los fines de semana para irse al circo. Adoraba al hombre, lo quería con toda su alma.
Luego comenzó a recibir amenazas de Melissa, la mujer de Eric..."
-la ex mujer.- corrigió Susana.
Los ojos azules de Nuria se abrieron con asombro.
-de modo que pago su deuda y se divorció.
Le tocó ahora a Susana sorprenderse.
-¿otra incógnita más?
-Eric tuvo un lio relacionado con robo cuando era muy joven. Melissa le pagó la fianza y se puede decir que lo ayudó a comenzar de cero, una nueva vida. Le dio dinero, techo y apoyo a cambio de matrimonio. Eric aceptó y se sentía en deuda con ella. A Shany la decía que no quería a su esposa, pero se lo debía y él es un hombre de palabra. Mi hermana lo amaba tanto que supo entenderlo, no puso objeciones y aguantó las infidelidades porque no quería que Eric la apartara de su vida. Soportó habladurías, todas las que quisieron y más. Venía a casa con la idea de dejarle, pero al día siguiente descubría que estaba mucho más enamorada de él.
"Shany fue una tarde a buscarlo al circo, Eric la esperaba en una caravana con dos chicas. Estaban los tres en la cama.- la mirada de Nuria se oscureció apenada- Instó a mi hermana para que se uniera a ellos, quería montárselo con las tres. Shanelle no quería pero algo en su orgullo no la dejó marchar. Si eso era lo que Eric quería lo tendría, pero sería la última vez que le viera, sería un modo de despedida. No pasó nada porque Eric detuvo aquella locura, insultó a Shany, fue horrible. Él solo quiso probar si ella era capaz de hacerlo, quería saber si lo engañaba con otros.
-¿y no era así?
-No niego que se besara con algún muchacho, sobre todo por despecho. No fue engaño, Eric la empujaba con sus infidelidades a intentar buscar amor y cariño en otras personas. Shany se acostó con un solo hombre en su vida y ese fue Eric Tyron. El día que rompieron todos la miraron de forma acusadora de algo que no comprendía.- miró a Susana con fijeza.-La vida de mi hermana cambió de repente. Ese día solo había ido a decirle que estaba esperando un hijo suyo.
-Quizás si le hubiese dicho alguna vez que lo amaba, si se hubieran sentado para hablar y analizar las cosas.
-¡no!- negó Nuria agitando su larga cabellera cobriza. Tenía los ojos abnegados en lágrimas.
-Nuria. ¿Siempre has vivido aquí? ¿No te fuiste con tus padres cuando se marcharon?
-sí, claro, me fui con ellos, pero este es mi barrio. Vengo de v
vez en cuando porque pido el traslado en el supermercado, pero en dos día puede que le den la condicional a Miguel. Quiero saber, necesito saber quién le pagará la fianza obligatoria. Me encantaría que lo denunciaran por la otra víctima, que en definitiva no declaró.

-¿apareció la otra mujer?
-Lo siento Susana, no te puedo contestar a eso.
-No, claro, lo entiendo, Bueno.- Susana dejó caer la cabeza hacía atrás para que el sol bañara su rostro.- creo que ya he acabado lo que venía hacer aquí.
Nuria la sonrió con dulzura e inesperadamente la colocó un mechón de cabellos sueltos tras la oreja.
-por favor da recuerdos a Ana. Si Shany no se puso en contacto con ella fue por las circunstancias.
-¿iras al juicio, Nuria?
-Aún no lo sé. Me da pánico ver a ese... indeseable. Estaré por aquí algún tiempo.
Sonó el teléfono móvil de Nuria. Con una sonrisa de disculpa atendió la llamada.
Susana no prestó mucha atención. Ella no era ninguna maleducada como para escuchar conversaciones privadas. Pensó en acercarse al cementerio antes de regresar al circo y soltar la bomba, sin embargo algo llamó su atención cuando Nuria nombró a un muchacho llamado Alex que iba de pena en los estudios. La voz de Nuria había adquirido un tono sedoso, tierno, como si estuviera hablando de alguien a quien quisiera mucho. Se despidió con un " hasta pronto Beth".
-Lo siento.- se disculpó Nuria.- Mi amiga tiene un pequeño problema de autoridad.- se río de sí misma como si hubiera contado algo gracioso.- No sé cómo no se dan cuenta, Alex es como su padre, un rebelde por naturaleza.- miró su reloj de pulsera y sonrió.- ¿por qué ahora se interesan en este tema?
-Me acabo de sacar la carrera de detective y tengo que admitir que realmente me contrató Eric.- explicó ante la mirada atónita de la muchacha.
Susana habló de Bart, conversó del circo, de los trabajadores.
Se despidieron con un abrazo.
Esa misma tarde Susana recogió sus cosas. Paseó por el camposanto que se encontraba totalmente tranquilo, seguramente se acercaba la hora de cerrar.
La tumba de Shanelle no había sido visitada en mucho tiempo. Estaba sucia y ajada por el paso del tiempo, el calor, las lluvias. No había dedicatorias, ni fotografías, tan solo un ramo de margaritas, ya secas, esparcidas por el mármol gris.


-¡no lo puedo creer!- exclamó Merche.- ¡has podido encontrarla!
Eric estaba semiapoyado en una barandilla de color amarillo. Tenía los brazos cruzados sobre su amplio pecho y miraba a Susana con sus preciosos ojos verdes. Quería aparentar que no le interesaba mucho lo que la muchacha había descubierto, pero en el fondo controlaba su paciencia.
Bart, Ana, José, Merche y otras tres personas más que también habían conocido a Shany, se hallaban expectantes.
-No sé por dónde empezar.- Susana suspiró y observó a Eric con fijeza- te dije que podíamos hablar en privado. He descubierto muchas cosas y no solo de Shanelle Herranza, si no tuyas. Es como si vuestros nombres hubieran estado ligados siempre.
Eric agitó la cabeza y la hizo una señal para que continuase.
 - "Ella te amó mucho, fuiste el sueño de una niña y tenía todas las esperanzas puestas en ti. Todo fue malentendido, uno tras otro.
 -¿te lo ha dicho ella? – soltó Eric sin poder callarse.
 -Déjame que acabe – le pidió Susana. - Nuria te mintió. Shany no pensaba casarse con Miguel ni con ningún otro. Te esperó durante un tiempo.- tomó aire para poder continuar.- Aquel día que vino a verte solo quería comunicarte que ibais a ser padres.- Eric arqueó las cejas y descruzó los brazos.- El mismo día en que supuestamente querías montártelo con las tres.- El hombre se enderezó sobre su espalda, apenas respiraba.- Shanelle hubiera hecho cualquier cosa por conseguir un poco de tu cariño, pero un cariño real y no ficticio. Según Nuria, tú nunca la quisiste. Comenzaste con mentiras y engaños, la ilusionaste con promesas que eras incapaz de cumplir. Jugaste con sus sentimientos de niña y de mujer, causándola el dolor más profundo que una persona puede llegar a sentir, la humillaste y las insultaste. Le abofeteaste...
-¡hablas como si yo fuera un demonio! Como si la culpa de lo que ocurrió fuera…
-¡no!- negó Susana.- ambos fuisteis culpables. ¿Sabías que tanto tu padre como Melissa estaban enterados del embarazo de Shany? No querían que el niño naciera porque Melissa no podía tener hijos...
Eric escuchaba con ojos fríos.
-Nunca quise tener hijos con Melissa, me cuide muy bien de eso.-interrumpió enojado.
-El hijo de Shanelle sería la única persona que podía heredar todo lo tuyo, todo el circo, y eso no les convenía a algunos. La persiguieron con la intención de que abortara, la ofrecieron dinero que ella nunca aceptó. Te adoraba a ti y quería a tu hijo sobre todas las cosas. - Susana se frotó la cara con las manos, estaba cansada.-Nuria piensa que pagaron a Miguel para hacer lo que hizo. Ese cabrón se metía coca hasta las orejas y ni siquiera recuerda lo sucedido.- Susana pasó a relatarles la historia que Roció le había narrado en "la zancadilla"
-¿se casó con ese mierda para criar a mi hijo?- gritó Eric ofuscado.
-no.- Había llegado el momento de la verdad. Susana tembló y luchó por controlar las incipientes lagrimas.- Shanelle no llegó nunca a tener ese bebé. Ella murió hace trece años.
-¡no!-Ana buscó un sitio donde sentarse.- No. ¿Por qué?- repitió angustiada.
-Miguel la asesinó por celos. No podía soportar que ella no quisiera estar con él. Odiaba al hijo que iba a tener, y en el fondo sabía que Shany jamás dejaría de amar al único hombre al que no solo le había entregado su cuerpo, si no todo su corazón.
Eric no podía pensar con cordura, se quedó con la mirada clavada en el suelo, perdido en los recuerdos.
Entonces Susana pasó a contar gran parte de la historia de Nuria. Relató sobre el matrimonio de Eric.
-Me amaba.- susurró el hombre en un hilo de voz.
-siempre lo hizo.- admitió Merche contándoles sobre el día que se quedó consolándola- alguien, no se quien, la había aconsejado que nunca revelara sus sentimientos a quien no hacía más que engañarla y burlarse de su amor.
-Nunca, nunca me burlé de ella.-Eric miró a Bart con un nudo en la garganta y un dolor profundo en sus ojos verdes.- La quería más que ama vida. Aún la amo más que a mí mismo.
-yo siempre tuve razón respecto a ella.- Ana se limpió las lágrimas con el dorso de la mano.- todo fue un cúmulo de malos entendidos.
-¡Una mierda!- estalló Eric.- todo fue un complot para separarnos desde el principio y yo fui tan ciego y tan celoso que no supe ver cuánto me necesitaba. Me comporté como un payaso engreído y prepotente, fingiendo serla infiel solo para que ella por una vez, se enfadara y me dijera cuanto me amaba.
Ana corrió hacía Eric y se arrojó en sus brazos llorando. Todos lloraban.
Susana, a pesar de la pena que les acababa de causar, debió seguir hablando para terminar de contar la historia. Prosiguió con el infarto del padre de Shanelle y porque se habían mudado.
-Mañana a primera hora, revisan el caso de Miguel. Nuria no pudo contarme nada sobre ese aspecto, aunque creo que tienen algo entre manos. Lo que más les interesa  en este momento es saber quién pagara la fianza. Temen que haya podido ser un pacto.
-¿un pacto?- repitió José.
-la familia de Eric y...Miguel.- respondió.
-voy asistir a ese juicio- anunció Eric.- Voy hacer la vida imposible a los culpables de lo ocurrido. Voy a pedir perdón a la familia de mi Shanelle y la visitaré en el cementerio.- su voz era ahogada por el llanto.- Necesito hablar con ella, necesito que comprenda... cuanto la amé y cuanto desearía estar con ella.- suspiró en un esfuerzo por controlar sus lágrimas, sin embargo se marchó de allí con la necesidad de estar solo. Deseó morirse porque sintió que no le quedaba nada en esta vida.

Desde el interior de un coche gris metalizado, unos ojos azules vigilaban con preocupación las puertas de los juzgados. Su corazón golpeaba fuertemente en su pecho. Tenía miedo. Estaba aterrorizada pero tenía que estar allí, tenía que saber.
Había bastante gente bajo el amplio porche del edificio. Reconoció a los padres de Miguel, ¡pobre personas!, habían envejecido más rápido de la cuenta. También estaba Susana, la detective privada que acababa de llegar junto a Tyron. Lo reconoció en el acto. Su cabello negro y rizado sobre los hombros, su tez bronceada, sus ojos verdes. Lo evocó cuando sonreía, cuando bromeaba poniendo unas muecas muy divertidas.
No era de extrañar que todas las mujeres se giraran a observarlo, era tan apuesto y varonil…
Se les unieron varias personas más y charlaron un poco antes de desaparecer por la gigantesca puerta acristalada.
Pasaron cerca de diez minutos cuando apareció Melissa vistiendo  colores chillones y juveniles, el rostro ajado y mal cuidado con el paso de los años. Nunca había sido bonita, pero siempre habría podido mejorarse de no haber sido tan mezquina y tan mala persona.
Unos golpes en el cristal de la ventanilla del coche sobresaltaron a la mujer. Era la detective. Bajó la ventanilla apretando un simple botón.
-Nuria. ¿No vas a entrar?
-No.- señaló a Melissa con la cabeza.- La ex mujer de Eric.
Susana se volvió para observarla con el ceño fruncido.
-Eric está aquí- informó Susana.-desconocía todo. No sé lo que ocurrirá hoy en el juicio, pero no quiere dejar las cosas como están.
Nuria asintió preocupada.
-Aunque descubra que fue su ex la causante de todo, ya no se puede hacer nada. Solo, con un poco de suerte, si ve a Tyron a lo mejor no se acerca a pagar la fianza y Miguel tendrá que hablar. Hablará de la rabia de haber sido traicionado. Sé que alguien quiso sacarlo de la cárcel hace tiempo pero por un error burocrático no fue posible. En estos momentos debe estar muy enojado.-miró a Susana con renovado optimismo.- vuelve allí por favor y no dejes que Eric se aparté de Melissa ni un segundo. Que haga lo imposible para que nadie pague esa fianza. Me lo debe. Se lo debe a Shanelle.
Susana asintió.
-Te veré más tarde. Eric es capaz de matar a Melissa con sus propias manos en cuanto la vea.
Susana saco algo de su vehículo y regresó a los juzgados.


Pasaron diez minutos más. Su corazón no se relajó. Descendió del coche y se colocó unas oscuras gafas de sol. Paseó por la calle durante un rato, con la duda de saber que estaría pasando. Por fin regresó de nuevo a su automóvil y puso rumbo al cementerio. Pondría las margaritas y luego regresaría a casa, con su familia.
En el interior de los juzgados la tensión era espesa, palpable. Eric, disimulando y sacando fuerzas de flaqueza, tomó asiento junto a Melissa.
-¿qué haces aquí? - la preguntó en un susurro bajo.
-soy de la ciudad. ¿Recuerdas? Esto es del dominio público.- le contestó Melissa nerviosa.
 Nadie pudo pagar la fianza y el padre de Miguel, como se había esperado, recriminó a Melissa con gritos y acusaciones. Miguel tampoco pudo callarse e histérico juró vengarse de ella. No le concedieron la condicional.
-voy a conseguir que reabran el caso.- Amenazó Eric con los ojos cargados de una furia desmedida. Bart tuvo que luchar contra su amigo para sacarlo de allí a la fuerza.
-Nuria tenía razón.- confirmó Susana mirando donde minutos antes había tenido aparcado el vehículo. Ya estaban más calmados aunque se había armado un gran revuelo en la salida del edificio. El juicio no era contra Melissa, de modo que aprovecho la mínima oportunidad para evaporarse.-Imagino que habrá sentido un gran alivio.
El grupo caminó hacía un monovolumen muy moderno y nuevo perteneciente a Eric. Bart se detuvo un instante para saludar a alguien. Susana al principio casi, ni se molestó en mirar, pero entonces observó, por el rabillo del ojo, a una muchacha de cabellos dorados con hebras en color plata. Tenía unos enormes ojos grises bajo unas delineadas cejas. Su rostro parecía molesto, casi enojado. Sostenía la mirada en alto, con orgullo, a pesar de que muchas personas reunidas cerca la observaban con atención. Era de estructura fuerte, más bien algo rellena.
Susana sabía que no la conocía, pero había algo en ella...
La mujer que había estado saludando a Bart, se acercó a la rubia y tomándola del brazo comenzaron alejarse de allí.
-Perdona Bart-Susana se acercó al hombre con rostro pensativo- Con la persona con la que estabas ha...
-Elizabeth.- contestó él.- La amiga de Shany.
-¿quién era la otra?
Bart negó con la cabeza.:
-no lo sé. La verdad es que no me he fijado.
-¿había alguien de la familia ahí dentro?
Eric rodeó a Susana por los hombros.
-hiciste bien tu trabajo, Susy.- la sonrió con sinceridad.- ya has acabado.
-es curiosidad Eric. Presiento que hay algo más en todo esto.
-Creo que estaba Nuria y Elizabeth.- admitió el hombre.
-¡qué raro! No vi a Nuria en el juzgado. Hubiera apostado que no iba a entrar cuando hablé con ella.-se giró para observar a Eric, parecía más tranquilo, aunque era difícil no ver el dolor dibujado en su rostro-¿qué va a pasar ahora?
-voy a contratar a un abogado. Removeré cielo y tierra para que Melissa y mi padre paguen su culpa. Se acordaran de Shanelle por el resto de sus vidas.-juró con voz fría y amarga.
La siguiente parada fue el cementerio. Tan solo Eric compró un pequeño ramo de margaritas. No rosas ni claveles, ni lirios o coronas. Tan solo unas sencillas margaritas silvestres.
Susana les condujo a la lápida. Con asombró encontró que estaba limpia y reluciente, sobre la losa, un ramo de margaritas. Eric se detuvo durante un instante al verlo, luego colocó el suyo muy cerca del otro.
-¿por qué margaritas?- preguntó Susana.
Eric se pasó la lengua por los labios como si estuvieran resecos, un gesto muy excitante y sexi. Tenía los ojos clavados en el mármol, releyendo el nombre de su amada y la fecha de su muerte, una y otra vez.
-Cuando discutíamos, la mayoría de la veces por tonterías, bueno, nos reconciliábamos pero me obligaba a comprarla margaritas. A veces las tenía que robar de algún jardín- sonrió ante el bello recuerdo. ¡Cuánto tiempo había pasado de aquello!-Shanelle solía decir que si hubiera nacido flor, habría sido margarita, sencilla, simple y feliz. No una rosa nacida para decorar.
-¿y quién más puede pedirla perdón?- preguntó Susana mirando el otro ramo de flores.
Eric no contestó, se sentó sobre la lápida y se quedó allí, pensando en silencio. Perdido en un montón de recuerdos que se agolpaban en su cabeza. Bart, Ana y José tomaron asiento en un banco de piedra situado bajo un frondoso árbol.
Susana parecía ajena a toda la escena. Algo no encajaba. ¿Por qué los familiares de Shanelle no habían intervenido en el juicio? ¿Quién era la mujer que estaba con Elizabeth? Demasiado joven para ser la madre de Shany, pero ¿y si era Shany? No, imposible, alguien la hubiera reconocido desde luego. ¿Por qué Elizabeth no había estado acompañando a Nuria?
Susana sintió un fugaz y repentino dolor de cabeza.
Paseó por una de las calles del cementerio, absorta en sus pensamientos mientras pisaba las hojas secas.
Merche se fue a sentar con los demás señalando con la cabeza a Eric, que seguía sin moverse del sitio.
"Elizabeth"- repitió Susana mentalmente. ¿Sería la misma Beth que hablaba con Nuria por teléfono, el otro día? ¿Quién podía ser Alex? "rebelde como su padre".
Cansada se recogió un mechón de cabellos que se había soltado de su horquilla, y lo colocó tras la oreja. ¿No había hecho lo mismo Nuria con ella? Llenó sus pulmones de oxígeno, sentía que se ahogaba. Nuria no había estado en el juicio, por lo menos no la Nuria que ella conocía.
Caminó con prisa hacia la floristería de la entrada y habló con el amable dependiente. Solo dos personas habían comprado margaritas ese día. Ese tipo de flor no era el más vendible.
- El señor que vino con usted y una joven muy hermosa y simpática de cabello cobrizo.
Susana asintió dando las gracias y camino de nuevo hacia los demás.
Nuria había puesto flores para pedir perdón. Pero ¿por qué? ¿A quién?
Sintió como sus manos sudaban, sus pulsaciones latían aceleradas. Perdón ¿a la desconocida víctima de Miguel? ¿Yacería bajo esa losa, la mujer indigente o drogadicta de la que nadie sabía nada? ¿De la que Nuria no podía hablar?
Inconscientemente se mordió la uña del pulgar, una costumbre que había erradicado hacía tiempo. Tenía un rompecabezas en su mente y las piezas comenzaban a encajar perfectamente unas en otras.
Se acercó a la lápida de nuevo, justo detrás de Eric, con los ojos fijos e
en las pobres y delicadas margaritas Y asintiendo: ¡que tonta había sido! ¿Cómo podía habérsele escapado algo así?

-Eric- le llamó con suavidad.- ¿piensas que Shanelle pudo contar a su hermana todo sobre vosotros?
Eric la miró extrañado y agitó su cabello negro como el ala de un cuervo.
- se lo contaría a Beth, ella era...
-¿Beth?- repitió casi en un grito- ¿La misma Beth que Elizabeth?
-¿que ocurre Susana?- Bart se levantó acercándose a ella.- Llevas un buen rato dando vueltas como un automa...
-necesito saber si la muchacha que estaba con Elizabeth era la hermana de Shanelle- explicó apenas sin respirar.
-Creo que si.-asintió Bart.- estuviste hablando con ella. ¿No?
Susana negó con la cabeza, al tiempo que tamborileaba los dedos sobre sus labios con cierto nerviosismo.
-La persona con la que hablé ayer, sabía todo. ¡Todo!. Ella me contó lo que yo quería oír- señaló a Ana.- La familia de Shanelle culpaba a Eric de lo ocurrido, no del asesinato, pero si, de dejarla embarazada. Aun sabiendo que yo venía de parte vuestra, se abrió a mí. Si en realidad hubiera odiado a Eric jamás me habría contado nada, posiblemente hubiera sido a la última persona que le contara esto.-  Susana abrió las manos explícitamente.-No me creo que una hermana pueda saber todo al detalle, posiblemente ni siquiera su mejor amiga. Fechas, datos, la razón por la que se casó Eric.- tembló. ¿Quizás sus conclusiones no eran del todo correctas?-Cuando la pregunté por qué te había mentido, Eric, me miró asombrada sin saber que decir.
-No te sigo Susy.-admitió Eric levantándose para ponerse frente a ella.
-Sé que es complicado.- hizo una pausa. Los observó a todos tratando de que comprendieran. Colocó un dedo sobre la lápida.- No supo contestarme, porque no era Nuria, sino un familiar. ¿Cómo podía saber los detalles del juicio? ¿Cómo ha reconocido esta mañana a Melissa? ¿Por qué no estaba con Elizabeth? No ha estado con ella pero se conocen perfectamente.- se contestó ella misma. De no ser sus amigos quienes la estuvieran escuchando atentamente, intentado seguir el hilo de la conversación, hubieran pensado que era una loca.- Ayer hablaron por teléfono delante de mí, solo que no la reconocí porque la llamó Beth y no pensé en ello.
-¡Por Dios, Susana! ¿Dónde quieres llegar? Piensa bien en lo que estás diciendo.- la susurró Bart junto al oído.
-Ayer mismo estuve aquí.- dio un par de pasos hacía el banco de piedra y volvió junto a la lápida.-Esto- señaló el mármol con la mano.- estaba sucio y embarrado. Si realmente la hermana de Shanelle está viviendo aquí. ¿No venía ningún día a visitarla? Si mi hija muriera no creo que me mudara enseguida de mi hogar, pues no querría olvidarla.
-Pero si Shanelle no hubiera muerto, si no fuera ella la que está aquí enterrada, como familiar, no tendría ninguna obligación de venir a visitarla. ¿Es eso lo que tratas de decir, Susy?- preguntó Eric con una chispa de vida en su mirada verde.
-Me meto en el fuego y no me quemo si os digo, que si hay alguien aquí, no es Shanelle Herranza. Aquí está la verdadera víctima de Miguel, la persona que nunca apareció. -más animada sonrió.- os puedo apostar que la misma Shanelle ha colocado esas flores, pidiendo perdón tanto a ella- volvió a señalar el mármol.- como a nosotros, porque sabía que íbamos a venir. Se sorprendió cuando hablé de tu separación y me preguntó abiertamente si teníamos algo entre tú y yo.- sonrió a Eric con dulzura-... a nadie podría importarla este teme excepto...
-excepto a Shany.- concluyó Merche muy atenta a las explicaciones- que pese a todo aún lo sigue amando.
Eric se pasó la mano por el cabello casi con fuerza, como queriendo arrancárselo de cuajo.
-Deseo creer en esa teoría, de verdad Susy, pero...- se mordió el labio inferior lleno de incertidumbre. - ..Con Miguel preso ella no tenía nada que temer. Hoy podía haber acudido al juicio con total tranquilidad.
-No si ella está protegiendo a alguien.- contestó a modo de sonrisa.- y yo sé a quién. Alex.
-¿quién es? El nombre no me dice nada.- Inquirió Eric.
Susana aplaudió emocionada consigo misma:
-Alex es un muchacho de unos doce años, rebelde como su padre.- paseó una mirada burlona sobre Eric. Sonrió como si la hubieran quitado un gran peso de encima.- Alex es el hijo de Shanelle.- observó los brillantes ojos verdes.- tu hijo, Eric. Eso es lo que ha estado protegiendo durante todos estos años. - volvió hacer una pausa.- Cuando ayer hablé con ella, tuvo un gesto conmigo- se volvió hacia Ana mostrando su blanca y perfecta dentadura en una esplendorosa sonrisa.
-Ella te acarició el cabello. ¿Verdad? ¡Lo hizo!- exclamó Ana feliz.
-el mismo gesto del que me hablaste. Me confundió la edad, parece que tenga unos veinticinco, pero no puede ser ¿verdad?
-Siempre aparentó menos edad.- afirmó Merche.- tiene unos treinta.
-treinta y dos.- afirmó Eric.- ojala que estés en lo cierto Susy, de ser así, creo que ha llegado la hora de solucionar muchas cosas.
Algo más animados, salieron haciendo planes del camposanto. Eric y Bart comentaban sobre abogados buenos y de renombre, Eric podía pagárselo con facilidad. José, cogido de la mano con Merche, escuchaba a Ana.
Susana respiró tranquila y sus ojos, por casualidad, se toparon con el vehículo gris metalizado que estaba aparcado en la acera de enfrente, a la sombras de uno grueso sauce. Caminó hacia él. Esta vez no debió golpear la ventanilla pues Shanelle la bajó antes de que llegara.
Susana volvió los ojos al cielo con una sonrisa:
-hace un día hermoso. ¿No?
Elizabeth soltó una risita divertida y Susana las miró.
-Soy Nuria- la joven de cabellos dorados que iba sentada en la parte de atrás la tendió la mano, que Susana estrechó mecánicamente.- Ella es Beth, seguro que has oído hablar de ella.- la saludó con una sonrisa.
-eres buena en tu trabajo, Susana- admitió Shanelle.-Miguel acaba de hacer una confesión escrita. Melissa va camino de  a comisaría y Tyron padre está en busca y captura. Seguramente ande por algún lado borracho perdido.-Shanelle se encogió de hombros.- es así como ha pasado estos últimos años.
Susana asintió feliz e hizo un gesto con la cabeza:
-¿no vas hablar con él?
Shanelle miró con temor a su amiga y a su hermana.
-No sabría que decirle.-titubeó.- No sabría por dónde empezar.
-Por el principio, hermana.- sonrió Nuria.- y de paso le pides perdón por lo...
-olvídalo.-respondió Shanelle con burla.-Se lo dirás tú.


Shanelle, con las gafas oscuras de nuevo sobre sus ojos, se acercó al monovolumen. Temblaba de miedo, de emoción contenida. ¿Qué diría? ¿Cómo reaccionaría?, caminó hacia el lugar donde él se encontraba.
Bart y él seguían hablando. Eric estaba de espaldas a la muchacha.
Carraspeó suavemente y le rozó el hombro con la mano. Eric apenas se giró para observarla.
-¿podemos hablar?- le preguntó en un susurro.
El hombre terminó de girarse para observarla mejor.
-Sé que he cambiado bastante- Prosiguió ella con rapidez forzando una sonrisa.
-te reconocería en cualquier lugar del mundo.-susurró él.
-¿de verdad?
Eric apartó las gafas para observar los amados ojos azules brillantes como perlas, que tanto había echado de menos. Shanelle luchaba contra las lágrimas que no la permitían enfocar con claridad.
-Te he recordado cada día. Te he soñado cada noche. En cualquier lugar te reconocería.- posó su mano bronceada sobre la mejilla de la joven y con delicadeza le retiró una lagrima- Perdóname por ser el...
Shanelle le cubrió la boca con su mano al tiempo que agitaba la cabeza:
-Te quiero Eric. Siempre te he querido y lo haré durante el resto de mi vida.
Eric la beso. Con suavidad al principio, casi con miedo, pero luego con una fuerza salvaje. No quería apartarse de ella. La estrechó la espalda. Se apartó un poco, solo un poco, para tomar aliento, y sin apartar la boca de ella, susurró:
-Cásate conmigo. Sé mi mujer, por favor.
-Es lo que siempre quise.
-Tenemos tanto de que hablar.- con desgana, Eric se apartó, no lo suficiente para que los demás pudieran saludarla.
Shanelle asintió y le colocó un negro mechón de cabello tras la oreja. La boca de Eric  atrapó su mano, como tantas veces había hecho en el pasado.
 -Sí. Hay mucho de qué hablar.
Susana los observó de lejos con una sonrisa. Seguía en compañía de la verdadera Nuria y de Beth.
-esta vez saldrá bien.- afirmó.
-si.- asintió Beth con un largo suspiro.- Esta vez sí.
Epilogo
Eric Tyron y Shanelle Herranza se casaron en una bonita iglesia de la costa.
Ella estaba radiante con su vestido blanco lleno de encajes. Sus ojos con expresión cariñosa y divertida apenas se habían apartado de su esposo durante toda la celebración. Todo el circo estuvo allí, lanzando pétalos de margaritas sobre la pareja.
Eric y Alex, los dos, guapos y elegantes solo tenían ojos para Shany.
Los tres reían de bromas secretas, de muecas divertidas.
Yo, como el resto de las mujeres, envidié a Shanelle. No solo su belleza, ni a su marido, ni a su hijo, ni a su familia que la adoraba. Envidié todo. Quería ser como ella, reír como ella, mirar con aquella dulzura que daban ganas de abrazar y proteger. Yo también aprendí a quererla en ese poco tiempo. Se había convertido en mi amiga y yo estaba orgullosa de ello, de su valentía y coraje.
-¿qué piensas?- me preguntó Shanelle a última hora de la noche, cuando la luna brillaba como si fuera una más, en el despilfarro de bombillas de colores que adornaban un enorme jardín. Yo estaba sentada en una de las mesas del convite, mientras los demás bailaban por todos los sitios, bebiéndome una cerveza helada.
Solo personas mayores aún ocupaban sus sitios.
-En lo maravilloso que es estar aquí.- tomé el aire de la noche. Olía a mar, a flores, a naturaleza.-Estoy muy feliz de que Eric haya traído el circo aquí.
-A Alex le encanta.- río ella con una carcajada burbujeante y llena de vida.-Te debo mi felicidad, Susana.- me dijo con un tono suave y sincero. Me cogió una mano con las dos suyas y sus ojos azules se clavaron en mí, brillando emocionados.
Eric, se sentó junto a su esposa. Parecía haber salido de la nada. Suspiró cansado, tomó mi cerveza y bebió un largo sorbo.
-¿estáis escondidas?- susurró bromeando.
Ambas nos miramos y nos echamos a reír. Shanelle tomó un mechón de mis cabello y los colocó donde debían estar. Repentinamente me abrazo.
-¡pues nos han encontrado!- comentó Eric con una sonora carcajada al ver venir a todos los amigos, con botellas de champagne frío en las manos.
Pronto una multitud de rostros sonrientes nos rodeó a los tres y nos unimos a la fiesta. Por cierto, yo soy Susana Atril.
Descripción: Ojitos
Detective privado.